
CAN I PUT IT ON HOLD?
Hoy en día ir de compras más que una experiencia satisfactoria se ha convertido en una especie de Hunger Games. Luego de un año viviendo en Miami, falsos consejos y un juego dual de agresiones y decepciones, he aprendido que la amistad con los empleados de las tiendas por departamentos es tan ficticia como la capacidad de poder adquirir una pieza Haute Couture a precio de SALE. Desde abril del año pasado, he aprendido a descifrar rápidamente cuando un empleado dice la verdad y cuando sólo esta buscando realizar una venta, llevándome esto a mentir para conservar esa “amistad” en un frágil pero balanceado estado.
Ahora bien… Se preguntarán porque traigo esto a colación y esa es la idea principal de este pequeño post, explicar una divertido e irónico escenario el cual se suscitó durante ese pasado fin de semana. Era sábado por la mañana y decido salir a pasear a una de las tiendas mas chic de 305 de la mano de mi querido alter ego Alexander Ariza. Con emoción en el cuerpo y suficiente poder adquisitivo en mi varita plástica decidí armar un look sutil y neutro para probarme todo lo que quería ver y no tener problema alguno en combinar y que se vieran bien en el espejo (mi mejor crítico).
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Llegamos a Bal Harbour Shops y entramos por Neircus Marman*… Fue ese el momento cuando crucé miradas con una no tan agradable señora y el universo hizo “Boom!”.
Me sonrió.
Le Sonreí.
(muy a lo “Minicuento” de Andrea Lacoste)
Jamás nos habíamos visto en la tienda pero, sin embargo, trató de hacerme sentir como si nos conocíamos de vidas pasadas. (típico)
Con su no tan armónica voz replica “…mucho gusto mi nombre es María*, los puedo ayudar en algo?”, inmediatamente los escalofríos recorrieron mi espina y supe en ese momento que esta desconocida mujer trataría de venderme media tienda sin importar que resaltará mis peores atributos.
Para no parecer grosero o sentirme psicológicamente predispuesto, con mi mirada y voz neutral le dije “hola… mucho gusto, si! estoy buscando un blazer fucsia para un evento que tengo” y con mirada prejuicioso me guió hasta el tercer piso de la tienda. Ya en la sección de hombre, la señora busca los blazers que entraban dentro de la descripción dada y empieza a mostrarmelos uno a uno. Mientras analizaba sus opciones, pensaba internamente: habré dicho que buscaba un blazer que gritara gay a primera vista o que simplemente me hiciera ver como payaso? no recuerdo haber dicho eso.
La señora con su predadora voz dice “…esto es LO ULTIMO que ha llegado de lamarca, es de la colección primavera 2014” y con actitud desdichada agarre el blazer y me lo probé (mientras pensaba en lo que diría al quitarmelo para zafarme de esta arpía y seguir solo con mi shopping spree). Apenas me ajusto las solapas para que cuadrara bien el blazer en mi cuerpo me dice “…pero mira que bien te queda! te ves super flaco y alto” (tomando en cuenta que le blazer es square cut, dos botones, estampado en el área baja de la pieza y que peso 94 kgs con tan sólo 1.71 mts de altura).
He ahí cuando le digo con mi voz entusiasta “…si, es que ando haciendo Fight Club todos los días dos veces al día, se rebaja súper rápido, debería probarlo” (Siendo esto parcialmente verdad, ya que, aunque no estoy haciendo desde hace 2 semanas Fight Club, sigo subscrito a sus noticias por correo y videos de youtube jajaja – visual exercises anyone?). Pero fue luego de un casi interminable vaivén de emociones ficticia e interminables “halagos” a mi personalidad y cuerpo que tomé fuerzas para decir la frase que todos los sales persons temen: “bueno señora María… a que hora es que cierran?“, con mirada derrotada y voz entre cortada me dijo “…estamos abiertos hasta las 11 de la noche, acá está mi tarjeta, tu me llamas y yo te aparto todo sin problema.”
Me despedí y rápidamente logré escabullirme hasta el segundo piso en busca de un clutch capaz de darle vida a un blazer negro que ya existía dentro de mi closet. Apenas salgo del ascensor me sentí como un venado bebé en los videos de NatGeo, cuatros vendedores voltearon como hambrientos leones al escuchar el sonido del ascensor y sin darme cuenta fui letalmente interceptado por un quinto, bien vestido y meticulosamente acicalado: “…Bienvenido a Neircus Marman*, estás buscando algo en particular?” sentí como si estuviera dentro de una película de Stephen King donde la temática principal fuese la invasión mundial por una civilización más avanzada de Fashion Robots.
Mi experiencia previa me dijo que mintiera y sin pensarlo dije “…no, sólo viendo gracias”, con su sonrisa plástica directa de los quirófanos de Dr. 33160* replica “ok, mi nombre es Victor*. Hazme saber si necesitas ayuda”a lo que tranquilo respondo “…si, genial! gracias!”. GENIAL?! Are you kidding me?! A mis 28 años de edad no entiendo porque este miedo a los vendedores nunca se disipa, es como si estuvieran diseñados psico-socialmente para ser figuras de presión capaces de hacerte comprar con tal de zafarte de ellos. Es algo que, aunque suene demasiado ingrato, es innecesario e inaceptable.
5 minutos despues con felicidad y regocijo respiré y empecé a buscar entre todas las colecciones de mujer piezas con siluetas unisex que pudieran funcionar para el dichoso evento que tenía. Algún harem pant con estampado sobrio, bolsillos diagonales y arruchado en los tobillos o simplemente un dropcrotch de algodón en color café con costuras verde militar, sin bolsillos y sin botones de cierre (piensen en las piezas de James Perse) para combinar con algo que ya tuviera. Mientras buscaba analicé mi situación y dije: porque prefieron buscar sólo que obtener ayuda de alguien que se conoce la tienda de lado a lado? Será que tanta intensidad de entrada trunca mi libertad para compartir tantos detalles sobre lo que quiero comprar o es simplemente que me he acostumbrado a convertir la experiencia de compra en algo más privado?
Lo cierto es que terminé seleccionado un par de harem pants estampados, un blazer metálico de Marc Jacobs, dos sneakers Zanotti (los cuales sabía que no podía comprar en el momento y que simplemente tampoco compraría así tuviera disponible en mi varita plástica por su estrombótico diseño) y dos clutches McQueen con la finalidad de jugar al fashion show. Me pruebo unos harem pants azules con turquesa, el blazer metálico en todos morados, los Zanotti con cristales y un Manta Clutch en blanco matte y salgo a verme en el espejo. Me rio del outfit y enseguida Victor sale de la nada como un Ninja en período de entrenamiento y dice “…wow! eso te queda increíble! creo que me compraré el mismo look” y se me vienen de manera inmediata imágenes de esas cabezas capitalistas dueñas de la tienda y responsables del entrenamiento de estos seres. Victor me hace dudar, me miro nuevamente en el espejo y sólo pienso “WTF dude!” pero de mi boca sale “…verdad que si?! lo amo!”. 10 segundos después busco cerrar este vicioso ciclo y le digo “…lo podré dejar en hold?“.
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JorJo Graterol <3
*Nota: todos los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de la tienda y de sus vendedores. 🙂 #LOL